Llevaba varios días buscando el momento de sentarme a teclear sobre este documento que almaceno y alimento desde hace ya cinco años, desde este pasado miércoles sentía la necesidad de abrirlo, encontrarme con el y ser capaz de plasmar en pocas líneas lo sentimientos y reflexiones que desde el pasado miércoles no dejan de tocarme el corazón pidiendo ser liberadas.
Miércoles día 24 de octubre (no quiero olvidar la fecha) una reunión de trabajo con un colega de profesión con el que comparto tareas y objetivos, tras la cual, nos emplazamos a buscar un restaurante de Madrid (Casa Patillas en Santa Engracia) donde compartir durante unos minutos nuestras conclusiones y acciones a realizar en el corto y medio plazo, dando paso después a encontrarme cara a cara con un hombre que ha vivido una experiencia de vida de las que enseñan y no se olvidan.
Mi colega de trabajo (entender que preserve su identidad) tuvo hace dos años una accidente de tráfico casi definitivo para él y su familia, un accidente de tráfico que como casi todos marca de por vida, dejando huellas tanto físicas como psíquicas que no permiten olvidarlo, un accidente que cierra una vida y abre otra donde sus prioridades y objetivos ya no volverán a estar desordenados, porque esa circunstancia, más la suma de los días que han transcurrido desde entonces hasta hoy le han permitido conocer lo bueno y lo malo de la vida, le han permitido conocer a los amigos y familiares de verdad, esos que están al lado de uno de manera incondicional, esos que te cogen antes de que caigas y te levantan y empujan para que sigas avanzando, esas personas por las que ya le merece la pena seguir luchando, soñando y viviendo.
Me emociona recordar algunas de sus experiencias vividas que voy a omitir escribir pero que nunca olvidaré, quedándome por encima de todo con su entereza, su fuerza y su serenidad para hablar de estas vivencias, dando con ello por asumidos momentos que deben ayudarlo a vivir esta otra vida regalada, llenándola de nuevos sueños y retos por vivir cada día, porque hoy es el día del que nada debemos desaprovechar porque el mañana aún está por llegar.
Gracias amigo, compañero, por enseñarme que hay otra forma de vida, que está a nuestro alcance y que no necesitamos pasar por un trágico momento para buscarla y encontrarla, poniendo el orden necesario para aprovecharla rodeado de las personas que de verdad están a nuestro lado cada día.
Jesús Ferrer